26.05.2014 | 15:49
Por Alfredo Silletta
El Tribunal Oral en lo Criminal número 1 de Bahía Blanca, luego de dos semanas de juicio oral, condenó a la periodista Estefanía Heit a 13 años y a su marido, el pastor Jesús Olivera, a 18 años por los delitos de “reducción a la servidumbre”, “lesiones graves” y “estafas reiteradas”. A Olivera, además se le sumó el delito de “abuso sexual con acceso carnal”, agravado por el hecho de que fue cometido por “ministro de un culto no reconocido”.
El secuestro y abuso de una mujer por parte de un matrimonio en Coronel Suárez conmovió a la sociedad argentina durante el año 2012. La mujer secuestrada estuvo cautiva durante meses por parte un matrimonio, quienes se presentaban a la sociedad como un matrimonio “creyente y solidario”.
La primera pregunta que surgió en los medios de comunicación es si estamos frente a una secta. La respuesta es no, pero sí estamos ante un proceso de manipulación psicológica sobre la víctima.
En el juicio se supo que el hombre era el líder de un insipiente grupo y tenía control sobre su mujer. Ambos se encontraban en una búsqueda espiritual, fuera de las estructuras evangélicas y en búsqueda de su propia verdad.
Hoy en día es bastante común que cada individuo cree su propia espiritualidad, sin dependencia de las grandes religiones, permitiéndose establecer sus propias reglas que mezclan un poco de todo. Ella tenía un blog llamado “Mi Vida Vale” y él otro llamado Centro Cristiano “Amar es combatir”.
Consolidado en sus ideas, el matrimonio decidió empezar a ampliar el grupo. La primera víctima fue una joven mujer de 33 años que fue invitada a vivir con el matrimonio que le prometió trabajo y una mejor vida. La mujer estaba pasando una crisis personal, de inestabilidad emocional y laboral con lo cual ante el “bombardeo del amor” del pastor aceptó la invitación.
Ya en la vivienda sufrió todas las técnicas de manipulación y quiebre del pensamiento. Aislamiento social, presiones psicológicas, físicas, anulación de la privacidad, privación del sentido del tiempo, rechazo de valores anteriores, abuso verbal, abuso sexual, cambio de dieta y toda clase de tormento para convertirla en la primera adepta del grupo. En un texto que se encontró en el blog de Olivera dice que “para humillarse tiene que haber un humillador y un humillado, si decimos que hay que humillarse ante Dios, el humillador es Dios”.
En los próximos días conoceremos el fallo completo, pero merece recordarse que en el dictamen de la Dra. Susana Graciela Calcinelli, a cargo del Juzgado de Garantías 1 de Bahía Blanca, cuando dictó la prisión preventiva afirmó que la víctima había sido privada ilegítimamente de la libertad y sometida a “técnicas de manipulación mental” dentro del marco de un presunto grupo religioso. En el dictamen se cuenta que la víctima fue sometida a situaciones de maltrato físico y psicológico con agresiones físicas en su cuerpo, ayunos continuos y abusos sexuales por parte de Olivera, quien al hacerlo se representaba como “el diablo”.
No puedo dejar de mencionar, ya que fui partícipe en el año 1999, cuando nuestros legisladores modificaron el párrafo cuarto del artículo 119 -Delitos contra la Honestidad por Delitos contra la Integridad Sexual de las personas- al sacar la figura del sacerdote e incorporaron como agravante de las agresiones sexuales si el delito era cometido por un “ministro de culto reconocido o no”, para que ningún líder de secta quedara afuera o argumentara que su grupo no estaba en el registro de Cultos. En el fallo se utilizó este párrafo para aumentarle la pena al pastor Olivera.
Para finalizar quiero reiterar que lo importante es saber que cualquier persona puede vivir un proceso de manipulación psicológica y que muchos influyen indebidamente en personas hasta niveles muy significativos.
FUENTE: http://diagonales.infonews.com/sociedad/211721-en-coronel-suarez-se-vivio-un-proceso-de-manipulacion-psicologica.html