Biografía: Pablo Salum es experto en Organizaciones Coercitivas, grupos comúnmente conocidos como «sectas».
Su historia personal, su trayectoria de más de 30 años de estudios sobre el funcionamiento de dichos organismos, su trabajo pionero en la construcción de legislación, y su amplia experiencia en asistencia a las víctimas, lo han convertido en un referente de la problemática a nivel internacional[1].
Nacido el 27 de Julio de 1978 en Lanús, provincia de Buenos Aires, Pablo Gastón Salum creció en el seno de una familia típica de la clase trabajadora argentina. Los vaivenes de la vida familiar lo llevaron a transitar su infancia en Núñez, junto a sus dos hermanos mayores y su mamá. Eventualmente, la salud de ella comenzó a deteriorarse. La necesidad de curarse la llevó a buscar soluciones en la medicina tradicional. Pero al no obtener mejoría, la desesperación le hizo considerar otro tipo de tratamientos. Así fue como ingresó en la Escuela de Yoga de Buenos Aires, lugar que le prometió los beneficios deseados para mejorar su salud. Pablo, de tan sólo ocho años, la acompañaba. Luego se sumaron sus hermanos. La historia que siguió fue el desenlace de los hechos que marcaron su vida por completo.
Abuso de poder, sexual; violencia; aislamiento; manipulación psicológica, física; coerción y más[2]. Transcurrieron varios años hasta que Pablo logró hacerse de la fuerza suficiente para rebelarse y huir. Logró escapar en el año 1992, a sus catorce años de edad. Desde ese momento perdió contacto con sus seres amados. Situación que permanece aún hoy. Por entonces, la casa paterna le sirvió de refugio. Y desde allí dio inicio a su lucha. Resolvió denunciar en la policía lo que había vivido en la Escuela.
La denuncia siguió su curso legal y en el año 1996, Pablo fue citado a declarar como testigo en la causa judicial. En consecuencia, fue amenazado por el líder y los abogados de la Escuela de yoga. Para que no declare en su contra, lo amenazaron (con éxito) con que no volvería a ver a su familia. Sumado a ello, varios de los jueces de la causa denunciaron presiones por parte de la organización y se vieron involucrados en un proceso judicial que demostró ser, cuanto menos, fraudulento[3].
La historia de Pablo se hizo pública en el año 2009, en la Revista «Conta y Ganá» de Editorial Perfil[4]. Al convertirse en tapa de revista, la lucha por recuperar a su familia cobró notoriedad. Esto le permitió adquirir mayor visibilidad a través de la aparición en medios nacionales e internacionales[5].
Acto seguido decidió institucionalizar su lucha. En el año 2010 fundó la «Red LibreMentes» con objetivos concretos: que el Estado reconozca la problemática; y generar legislación para la protección de las víctimas[6]. Desde entonces trabaja incansablemente en pos de la consecución de esos objetivos. Y si bien aún queda muchísimo por hacer, gracias a su labor se han conseguido admirables victorias que abrieron el camino[7].
Dicha condición permitió, además, hacer públicas las denuncias judiciales a distintas organizaciones coercitivas, y a personajes que atentaban contra la salud de las personas. Entre ellos, se pueden destacar los episodios victoriosos frente a Claudio María Domínguez, Sri Sri Ravi Shankar, el Maestro Amor y el Arte de Vivir[8]. Entre las conquistas legales más importantes se puede mencionar la Ley 9891 de la provincia de Córdoba. Sancionada en el año 2011 dio lugar al «Programa Provincial de Prevención y Asistencia a Víctimas de Grupos que usan Técnicas de Manipulación Psicológica». Logro de igual magnitud fue el del año 2012, en la provincia de Corrientes. La Ley 6136 habilitó la existencia del “Programa Provincial de Prevención y Asistencia a las Víctimas de Grupos que usan Técnicas de Manipulación Psicológica o Persuasión Coercitiva, de Trata, Explotación de cualquier índole y/o Reducción a servidumbre». No obstante, tiempo después ésta fue vetada.
En la actualidad, Pablo sigue trabajando para ampliar la base de derechos de la ciudadanía argentina. Asimismo, su lucha ha tras